martes, 28 de septiembre de 2010

Concepto de Adicción (I)

Todo el mundo sabe...

            Hoy empezaremos por lo que podríamos llamar la primera lección del colegio. Es muy importante que, desde el principio, conozcamos todos qué es una conducta adictiva, es decir, el concepto de adicción; para que cuando leamos o escribamos este término sepamos exactamente a que nos estamos refiriendo.

            Si salimos a la calle y preguntamos a las diez primeras personas que pasen, qué es una adicción, o les pedimos que nos definan, con sus propias palabras, el concepto de adicción, obtendríamos probablemente 6 ó 7 definiciones distintas. Yo lo pregunto a casi todos mis pacientes nuevos y me contestan cosas como: “Adicto es el que no puede pasar sin consumir”, “Está enganchado el que toma todos los días”, “Adicto es el que tiene mono” (o síndrome de abstinencia), “Drogadicto es el que se pasa tomando o consume mucho”, etc.

            Parece que todo el mundo sabe lo que es una adicción; hemos visto a muchos adictos en nuestra vida, algunos incluso eran familiares, pero la mayoría de la gente confunde lo que exactamente define la adicción.

            Mi definición preferida, la que mejor nos aclara el concepto, es la que nos dice que la adicción es la situación en la que un consumidor ha perdido el control sobre el consumo de una sustancia. Debemos entender muy bien lo que esto significa, y para ello pongamos algunos ejemplos.

            Si una persona es capaz de decidir cuándo consume y cuándo no, esto no es controlar el consumo. Es como decir que yo controlo el coche porque cuando quiero conduzco y cuando quiero no lo cojo y voy andando. Para demostrar que controlas el coche debes saber conducir, debes subir al coche, conducir de forma correcta y llevarnos al lugar que nosotros habíamos acordado antes de salir. Para demostrar que controlas el consumo de alcohol debes beber de forma correcta y dejarlo, acabar de beber, en la cantidad que tú habías acordado que ibas a dejarlo.

Decidir si uno va a beber o no, casi todos lo hacemos, hasta la mayoría de los adictos pueden hacerlo si se lo proponen en serio, pero saber parar a tiempo, en mitad de una comida o una fiesta, es mucho más difícil. El adicto, como por definición no puede controlar el consumo, es capaz de decidir si va a beber o no, pero cuando empieza le es prácticamente imposible parar de beber. Controlar el beber significaría que tú decides antes de empezar cuándo y cuánto vas a beber.

Hay que tener cuidado si aplicamos el concepto a fumar tabaco, porque puede llevarnos a error. A veces parece que fumando controlamos lo que fumamos; decimos que vamos a fumar 20 cigarros todos los días y así hacemos. En consecuencia puedo afirmar que yo controlo el consumo de tabaco; pero si aplicamos correctamente el concepto significaría que yo para demostrar que no soy adicto y que controlo, soy capaz de decidir qué días voy a fumar y qué cantidad. Así sería capaz de fumar 10 cigarros un día, otro sólo 3, otro no fumar nada y cualquier otro unos 25 cigarros, variando la dosis diariamente, y esto realmente casi nadie lo hace, pues la gran mayoría de fumadores tienen la necesidad de fumar una cantidad constante de tabaco diariamente para no tener síntomas de abstinencia; necesitan su dosis diaria de nicotina o si no empiezan a ponerse nerviosos. Por cierto la nicotina es la sustancia más adictiva que existe.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Mensaje de Bienvenida

            Bienvenidos todos a este blog que, como el subtítulo indica, está dedicado a las adicciones.

Normalmente se utiliza este tipo de mensajes de bienvenida para hacer una declaración de intenciones o proponer unos objetivos; pero yo, si he de ser sincero, no tengo ninguna pretensión. No intento enseñar a nadie, no quiero dirigir a nadie, ni tampoco alinearme en ninguna corriente política o filosófica. No me gusta dar lecciones, ni me creo con el derecho de formar a alguien. Creo en la libertad del individuo por encima de todas las cosas.

Desgraciadamente, en el campo de las adicciones, han vagado (y siguen pululando) todo tipo de iluminados: ex-consumidores metidos a "maestros", pseudoreligiosos, salvadores de almas, aficionados al tema, científicos de pacotilla, y otros especímenes que han hecho que en este país (al igual que ocurre con el fútbol) todo el mundo tiene una opinión experta, e incluso algunos son poseedores de la “solución final” del problema.

Esto trae como consecuencia (entre muchas otras) que navegando por Internet te encuentras muchas webs y opiniones que, cuando menos, son poco recomendables y en su mayoría son esperpénticas. Páginas serias sobre esta especialidad realmente hay muy pocas. Desde aquí quiero destacar algunas honrosas excepciones que afortunadamente realizan un trabajo muy loable en materia de drogodependencias. La mayoría de ellas son webs de sociedades científicas, médicas o institucionales. Espero que sigan ahí por muchos años.

            En este contexto, se echa en falta páginas personales o de carácter más humanista, y como tales, que podrían llegar más a la sociedad en general o a médicos de Atención Primaria (esos médicos que, a veces denostados, son en realidad los pilares del sistema público de salud en este país, y, en su mayoría, excelentes profesionales). Creo que entre los especialistas en esta materia se ha realizado muy poca labor en la difusión de los conocimientos científicos a la población no médica, a la gente de la calle (como suele decirse) o incluso a los profesionales sanitarios de fuera de la especialidad. Quizás este sea un factor etiológico de la ignorancia del vulgo. Al igual que mucha gente llega a despreciar a los drogadictos, los profesionales de las adicciones a veces somos vistos, incluso por otros profesionales de la salud, como ciertos “bichos raros” que no saben muy bien a que nos dedicamos, que tratamientos realizamos, etc. Quedándose, desgraciadamente, solamente con las anécdotas más morbosas (sobre pacientes mentirosos, delincuentes, agresivos, etc.) y olvidando lo básico y fundamental: que somos médicos tratando enfermos, y que como todos los demás realizamos diagnósticos e instauramos tratamientos, con mayor o menor fortuna, exactamente igual que los demás especialistas clínicos. Cuando veo que el desprecio viene de una persona de la calle siento lástima por su ignorancia, cuando viene de un compañero profesional la pena es mayor aún.

            No creo que con este blog vaya a acabar con la ignorancia, pero puedo aportar ese granito de arena que, si además, se va uniendo gente a la tarea, podremos llegar a formar una playa. Una playa donde impere el respeto y la libertad.

            Desde aquí animo a los lectores a aprender una cosa nueva cada día; e insto a los profesionales de la salud a que, además de formarse y desarrollar una buena y respetuosa praxis, intenten comunicarse mejor con sus pacientes y el resto de la gente, así su tarea (y las de sus compañeros) siempre será un poco mejor cada día.

            Por último, espero fervientemente recibir muchos comentarios, sugerencias, preguntas, etc. Esto me ayudará a creer que estoy consiguiendo mi ilusión y a mantener un blog vivo.
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