De padre ruso y madre española, nació en México DF, es bisnieta de León Trosky (de hecho se crió en la casa dónde este dirigente ruso fue asesinado en su destierro a Méjico, hasta que la conviertieron en casa-museo y se marcharon de allí), se licenció en medicina en la Univcersidad Nacional de Méjico; hizo la especialidad de psiquiatría en la Universidad de New York, y trabajó en el Brookhaven National Laboratory en Upton (estado de Nueva York) hasta mayo del 2003 que paso a desempeñar el puesto de directora del NIDA. Habla 4 idiomas: inglés, español, francés y ruso.
Os dejo la transcripción de una entrevista que realizó hace un año para los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), que forman parte de una agencia del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos
Pere Estupinyà: Bienvenidos al espacio
Conversaciones sobre salud que les ofrecen los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Yo soy Pere Estupinyà de la Oficina de Comunicación en Español y en esta ocasión charlaremos con la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas y una de las mayores expertas del mundo en el estudio de la adicción. La doctora Volkow nació en México, estudió medicina en ese país y se desplazó a Estados Unidos para investigar. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios, publicado infinidad de artículos e incluso la revista Time la reconoció como una de las 100 personas más influyentes de Estados Unidos en el año 2007. Hoy la doctora Nora Volkow nos explicará qué ocurre en nuestro cerebro cuando consumimos drogas y qué herramientas tenemos para intentar prevenir y curar esta enfermedad. Doctora Nora Volkow, ¿qué es el placer?
Nora Volkow: El placer es una percepción subjetiva y lo que estamos tratando de hacer a través de tecnologías de imagenología es identificar en el cerebro áreas que son activadas con sensaciones que son experimentadas por la persona como el placer. El placer es descrito como algo positivo que te hace asociar la conducta que te generó el placer con una memoria muy agradable que va a aumentar la probabilidad de que la vuelvas a ejecutar. El placer de alguna manera nos hace hacer conductas instintivas e indispensables para la supervivencia como es el comer, las relaciones sexuales, como es las interacciones sociales. Todas ellas son percibidas como placenteras y todas ellas activan el sistema límbico.
Pere Estupinyà: Entonces, si el placer es un premio que nos ayuda a repetir las acciones que son positivas para nosotros, ¿cuál es el problema con las drogas?
Nora Volkow: El problema está en que efectivamente las drogas pueden activar los mismos circuitos en nuestro cerebro, haciendo que queramos tomar más drogas. Entonces un sistema que está generado para motivarnos a ejecutar conductas que son indispensables para la supervivencia puede ser también activado por las drogas generando exactamente la misma reacción y motivar el querer tomar más y más drogas.
Pere Estupinyà: ¿Interfieren las drogas en un grado superior que otras fuentes de placer de origen natural?
Nora Volkow: Lo que estamos descubriendo es que las drogas son mucho más potentes. Pueden activar mucho más este sistema y por un tiempo mucho más prolongado que las conductas que normalmente nos generan la motivación y el placer y de allí pueden generar trastornos de la conducta tan severos como es la adicción.
Pere Estupinyà: Entonces, hay un verdadero cambio fisiológico en el cerebro, ¿verdad?
Nora Volkow: Sí. Lo que hemos descubierto es que el uso repetido de las drogas en gente que tiene alguna vulnerabilidad, que puede ser genética o por el desarrollo de la persona, producen cambios en áreas específicas del cerebro que le generan la compulsividad, la pérdida del control hacia la toma de drogas en aquellos individuos que, a pesar de querer no tomar las drogas más, no pueden controlar la conducta y recaen y recaen y recaen. Y los estudios han documentado, tanto en animales como en humanos, que ese estado mental está asociado a cambios muy específicos en circuitos cerebrales que algunos investigadores han logrado identificar a nivel celular o genético.
Pere Estupinyà: Por lo tanto la idea de un adicto como alguien que tiene falta de voluntad es demasiado simplista, ¿no? Deberíamos cambiarla y considerar al adicto como alguien que, debido al consumo de drogas, en ese momento ya tiene un problema físico, está enfermo.
Nora Volkow: La realidad es que la voluntad es el producto del funcionamiento de áreas específicas del cerebro. Entonces es muy claro identificar la enfermedad cardiaca cuando dices, por ejemplo, el corazón no está funcionando adecuadamente, tienes una enfermedad cardiaca. Pero cuando las drogas afectan los circuitos que te permiten ejercer la voluntad y el control, esa enfermedad se va a manifestar como disfuncionamiento en tu habilidad de controlar tus emociones o tus deseos. Entonces básicamente de ahí que haya sido tan difícil para la sociedad aceptar la drogadicción como una enfermedad y básicamente decir “no, pues simplemente es un problema de voluntad”. Pero la voluntad tiene un factor muy físico. O sea, es el producto del funcionamiento de nuestro cerebro, de áreas muy específicas que son, desgraciadamente afectadas por el uso crónico de las drogas.
Pere Estupinyà: Dentro de la población latina, ¿cuál es el principal problema asociado con el consumo abusivo de drogas?
Nora Volkow: Como comunidad, desde el punto de vista del porcentaje de gentes afectadas por las drogas, diría que eso tiene que ver con las drogas que son más frecuentemente utilizadas, que son el cigarrillo y el alcohol. Esto no quiere decir que son las drogas más adictivas pero, por los números de gente que tienen acceso, son las que causan mayores estragos. El cigarrillo, claro, por sus consecuencias adversas médicas, enfermedad pulmonar, cardiaca, la gran variedad de cánceres a los cuales aumenta el riesgo. El alcohol, por su asociación con accidentes automovilísticos, particularmente en gente joven, así como su asociación con intoxicación que lleva a las personas a hacer conductas muy riesgosas. La marihuana es la droga ilegal de mayor frecuencia y ésta también está asociada con efectos muy adversos como los accidentes automovilísticos o en el trabajo así como en el deterioro en la capacidad de aprendizaje de los individuos dado que la marihuana te afecta los circuitos de aprendizaje y memorización. De allí que los muchachos que están en la escuela fumando marihuana están arriesgando su productividad escolástica puesto que no pueden memorizar adecuadamente y esto puede tener consecuencias finales en lo que logran hacer con sus vidas a nivel profesional.
Pere Estupinyà: Hay muchos jóvenes que creen que la marihuana no es tan adictiva ni es tan perjudicial. Quizás valdría la pena recalcar que sí es una sustancia peligrosa.
Nora Volkow: Es muy curioso, ¿no? Siempre tratamos de justificar las conductas que hacemos que nos gustan para decir “bueno, no son tan malas”. La realidad contundente es que claramente la marihuana es adictiva y también en aquellos individuos que son vulnerables por factores genéticos puede aumentar la probabilidad de un cuadro sicótico esquizofreniforme. Y eso puede ser devastador para un individuo. Claramente es adictiva. Claramente es dañina.
Pere Estupinyà: Tanto usted como todos los expertos consideran la adolescencia como una etapa crítica respecto al consumo de drogas. ¿Con qué factores de riesgo se puede encontrar un adolescente y qué pueden hacer los padres?
Nora Volkow: La adolescencia es la etapa de mayor riesgo para la experimentación de las drogas. En esa época hay mucha presión para probar nuevas cosas, para experimentar. Hay mucha presión para ser aceptados por el grupo. De allí que si el grupo, una de las presiones que ejerce al muchacho o la muchacha es tomar drogas, este muchacho va a tener mucho más riesgo de utilizarlas, particularmente si piensa que otros de sus compañeros o compañeras están usando las drogas y si piensa que las drogas no son tan dañinas como los adultos quieren hacerlas pasar. Es normal, durante la adolescencia, querer experimentar nuevas experiencias. Es parte de crecer. Y si esas experiencias son asociadas con drogas porque no hay otro tipo de experiencias que el adolescente puede tener a su alcance, como aprender un nuevo arte, un nuevo idioma, involucrarse con actividades culturales o sociales, si no tiene esa habilidad de desarrollo, las drogas se vuelven una alternativa. Los padres deben ser conscientes de estos dos factores y no negarlos, la importancia de descubrir nuevas experiencias o la importancia de los grupos, no negar la importancia sino tratar de encaminar esas dos conductas, que pueden ser muy positivas, a algo que pueda, efectivamente, ayudar al muchacho a crecer socialmente y minimizar los riesgos de que use esas necesidades de la adolescencia para el uso de las drogas. Cualquier muchacho es vulnerable al uso de drogas. Que no se vuelvan complacientes y digan “No, a mi hijo o a mi hija, no hay problema con las drogas.” Eso es básicamente el pensamiento mágico. Cualquier muchacho puede estar a riesgo del uso de drogas.
Pere Estupinyà: Doctora Nora Volkow, ¿cuál es el papel de la investigación científica en el estudio de la adicción? ¿Qué saben ahora los científicos que no sabían hace quince años y qué es lo que quieren averiguar en el futuro en el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas?
Nora Volkow: Desde el punto de vista científico es múltiple. Sabemos muchas cosas que no sabíamos nada hace quince años. Por ejemplo, hace quince años se pensaba, efectivamente, que las drogas se tomaban y la persona que estaba dependiente a ellas era porque quería buscar el placer. Que era básicamente una decisión personal de decir “yo quiero tomar drogas y es lo que estoy decidiendo con mi vida”. Actualmente sabemos que ese no es el caso. Sabemos que las drogas producen cambios físicos y químicos en el cerebro. La adicción es una forma aberrante de aprendizaje donde el individuo, el cerebro del individuo ha aprendido que la droga produce mucho mayor motivación que cualquier otro estímulo ambiental. También sabemos, por ejemplo, por qué las drogas, como es que las drogas producen esto y por qué otros compuestos químicos no producen la adicción. Entendemos bastante bien cómo es que las drogas pueden producir estos cambios químicos en el cerebro. Estamos aprendiendo a averiguar cuáles son lo genes que ponen a una gente a mayor riesgo del uso de las drogas. Estamos aprendiendo también, por ejemplo, por qué sistemas sociales pueden poner a alguien a mayor riesgo. Cuáles son los efectos, por ejemplo, del estrés durante la infancia o durante la vida adolescente en el cerebro humano que tiene que ver después con la vulnerabilidad de la toma de drogas. Estamos aprendiendo también qué medicamentos podrían ser útiles en el tratamiento de la drogadicción. Esos son algunos ejemplos de las cosas que hemos aprendido en los últimos quince años.
Pere Estupinyà: Está claro que los científicos dan una información muy valiosa y que los políticos deben utilizar esta información para mejorar la sociedad. Si estuviera en sus manos, ¿qué medidas tomaría?
Nora Volkow: Básicamente está basado en el concepto que la adicción a drogas es una enfermedad médica y que debe ser tratada como tal. Lo cual implica que hay que dar recursos para el desarrollo de nuevos medicamentos que puedan ayudar a aquellas personas que están adictas. Esto actualmente no está sucediendo porque las farmacéuticas no están interesadas en la mayor parte en desarrollar medicamentos dado que la gente que son adictas no son remuneradas en la mayor parte de los casos por sus seguros médicos para el tratamiento de la adicción. Entonces una de las cosas que sería importante es convencer de la importancia de dar incentivos a la industria farmacéutica para que empiece a ayudar a desarrollar medicamentos contra la adicción. El otro es cambiar la manera como los seguros médicos actualmente tratan la adicción, que es básicamente ignorarla. Eso no tiene ninguna justificación desde el punto de vista científico. No hay ninguna razón por la cual un seguro médico pueda rechazar pagar el tratamiento de una persona que está adicta. Y la tercera es también el cambio de la cultura médica para que empiecen a reconocer que el problema de la drogadicción es algo que los médicos deben enfrentar y evaluar en todos sus pacientes porque eso permite detectar aquellos casos antes de que ocurra la adicción y, en aquéllos que ocurra la adicción, hacer una intervención para el tratamiento dado que, como cualquier otra enfermedad, lo más rápido que se pueda iniciar el tratamiento, lo más probable es que se pueda tener un tratamiento positivo. Inclusive, el tratamiento muy temprano quizás pueda curar la adicción. Así que, a los médicos, mi mensaje es ignorar el uso de drogas en sus pacientes es, de hecho, practicar inadecuadamente la medicina.
Pere Estupinyà: Muchas gracias doctora Volkow. Esperemos que se produzca este cambio de mentalidad en todos los sectores implicados en el problema y que en el futuro se encuentren formas más efectivas para prevenir y para tratar el problema de la adicción. Les ha hablado Pere Estupinyà de la Oficina de Comunicación en Español de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, en Bethesda, Maryland.
Así finaliza la entrevista, pero no la entrada dedicada a Nora Volkow.
Continuará...