Cultura, Droga y Rock'n'Roll...:
Joe Clay (Jack Lemmon), el hijo de una cantante y un intérprete, que trabaja como relaciones públicas, y Kristen Arnesen (Lee Remick), la hija de unos suecos propietarios de un vivero, secretaria en una gran empresa, parecen una pareja feliz. A Joe le gusta mucho el Whisky, y esa afición se va convirtiendo en adicción. A ella le gustan mucho los dulces, pero él le arrastra a la bebida porque dice que es muy aburrida. A lo largo de un lento y meticuloso proceso de degradación se llega a una magistral sucesión de escenas terribles. En una de ellas Joe dice: "Nos hemos convertido en unos borrachos. Esa es la única razón de que me hayan echado de cinco empleos en un año".
Joe Clay (Jack Lemmon), el hijo de una cantante y un intérprete, que trabaja como relaciones públicas, y Kristen Arnesen (Lee Remick), la hija de unos suecos propietarios de un vivero, secretaria en una gran empresa, parecen una pareja feliz. A Joe le gusta mucho el Whisky, y esa afición se va convirtiendo en adicción. A ella le gustan mucho los dulces, pero él le arrastra a la bebida porque dice que es muy aburrida. A lo largo de un lento y meticuloso proceso de degradación se llega a una magistral sucesión de escenas terribles. En una de ellas Joe dice: "Nos hemos convertido en unos borrachos. Esa es la única razón de que me hayan echado de cinco empleos en un año".
Un verdadero drama, nominado para 5 Oscars. La música de Henry Mancini obtuvo el de mejor canción. El guión, de J. P. Miller, está basado en su propia novela. Las interpretaciones de Lemmon, contundente en su aspecto dramático, y la de Remick, no tienen fisuras. Aunque este género no fuera el habitual en Blake Edwards, convierte este detallado descenso a los infiernos del alcohol y la degradación en una de sus grandes películas.
Comentario extraído de decine21.com
Quisiera comentaros las imágenes que vais a ver:
- La primera escena nos enseña cuando un adicto al alcohol está bebiendo, y siente la necesidad de seguir consumiendo; es un deseo irrefrenable (los especialistas llaman craving a ese deseo), ya no tiene el control sobre el beber. Su primer objetivo es beber, lo demás no importa.
- La segunda nos muestra una mujer (Kristen) embriagada, con la pérdida del sentido del ridículo y exaltación del cariño, que es descubierta por su padre y éste quiere quitarle la embriaguez con una ducha fría. Nótese que ni el amor de su hija le importa en ese momento.
- La tercera, y más cruenta, es un síndrome de abstinencia por alcohol. Aún cuando os parezca algo fuerte la escena, os puedo garantizar que está dulcificada, es decir, que en la realidad suelen ser peores incluso; desgraciadamente algunos pacientes pueden morir por este cuadro clínico. También quiero resaltar que el tratamiento con camisa de fuerza ya no se usa, en la actualidad con la medicación se suele controlar bastante bien toda la sintomatología. Hemos avanzado bastante en este terreno de manera que hoy casi no se sufre con un síndrome de abstinencia si se instaura a tiempo su medicación. Nunca recomendéis a una persona con síntomas (temblores, náuseas, sudores, alucinaciones, etc.) que deje de beber sin tratamiento médico previo
- Y finalmente viene su recaptación por la asociación de Alcohólicos Anónimos y sus primeras fases de tratamiento empezando por reconocer su enfermedad.
Es un clásico y muy recomendable. Disfrutad con ella.
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