domingo, 17 de octubre de 2010

Rodrigo de Jerez

Cuéntame como pasó... 
Existen evidencias de que los Mayas (que vivían en América Central)  fueron los primeros en usar las hojas del tabaco para fumar. Su uso era más bien religioso, para adorar a los dioses (el Sol) y solicitar su ayuda para obtener unos buenos cultivos; y también con carácter curativo, para ahuyentar los malos espíritus que provocaban las enfermedades.

Posteriormente, a finales del siglo XII, los Aztecas invadieron el territorio maya y asimilaron la costumbre de fumar tabaco. Sin embargo, dieron al fumar un carácter más social que religioso, ya que destacaron en la magnificencia y el refinamiento de los utensilios de fumar. Los aztecas conservaron la costumbre hasta la llegada de los españoles a principios del siglo XVI.

Recién llegados a América, el almirante Cristóbal Colón mandó a dos de sus hombres: Rodrigo de Jerez, natural de Ayamonte (Huelva), y el judío converso Luis de La Torre, de Murcia, que explorasen el interior de la isla de Cuba. Estos dos españoles fueron los primeros que vieron fumar a los nativos e invitados por éstos se iniciaron en la costumbre de fumar cilindros de tabaco.
Alguno de los cronistas del viaje (que bien podría ser el mismo Colón) nos relata que entre el 2 y el 5 de noviembre de 1492, Rodrigo de Jerez y Luis de La Torre llegaron a las playas de San Salvador y..
"Hallaron estos dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaban a sus pueblos, mujeres y hombres, los hombres con un tizón en las manos y ciertas hierbas para tomar sus sahumerios, que son unas hierbas secas metidas en cierta hoja seca también a manera de mosquete hecho de papel, de los que hacen los muchachos en la Pascua del Espíritu Santo, y encendida por una parte del, por la otra chupan o sorben o reciben con el resuello para adentro aquel humo, con el cual se adormecen las carnes y cuasi emborrachan y así diz que no sienten el cansancio. Estos mosquetes o como los llamaremos, llaman ellos tabaco".
D. Gonzalo Fernández de Oviedo, el más antiguo cronista de Indias, hizo un pintoresco relato de sus efectos:
«Usaba los indios, entre otros de sus vicios, uno muy malo, que es tomar unas ahumadas, que ellos llaman tabaco, para salir de sentido [...] Esta hierba que digo en alguna manera es semejante al beleño [...] Sé que algunos cristianos lo usan, en especial algunos que están tocados del mal de las búas, porque dicen los tales que en aquel tiempo que están así transportados no sienten los dolores de la enfermedad, y no me parece que es esto otra cosa sino estar muerto en vida, al que tal hace» .

Parece ser que fue rápido el éxito de esta costumbre entre los invasores.

A su vuelta a Sevilla, D. Rodrigo siguió con el hábito de fumar, probablemente sería el primer europeo adicto a la nicotina. Pero, para desgracia de nuestro amigo, su mujer se asustó bastante al ver salir humo por su boca y lo comentó con los vecinos. No se sabe bien quien lo hizo, pero finalmente fue denunciado al Tribunal de la Santa Inquisición, siendo condenado a prisión, pudiéndose leer en la sentencia que esa droga «engendraba insidiosas ficciones, y sólo Satanás puede conferir al hombre la facultad de expulsar humo por la boca».

Alrededor de 7 años estuvo Rodrigo en la cárcel, y fue puesto en libertad cuando la costumbre de fumar ya se había extendido entre todas las clases sociales de España; siendo, precisamente, los frailes en las huertas cerradas de sus conventos los más entusiastas plantadores de tabaco, quienes lo utilizaban con fines ornamentales y medicinales. Así, el hecho de que el tabaco se cultivara preferentemente en estos lugares cerrados, llevó más tarde a dar el nombre de estancos a los comercios donde debía venderse.




2 comentarios:

  1. QUE CURIOSO, NO TENIA NI IDEA DE DONDE VENIA LO DEL TABACO, NUNCA TE ACOSTARAS SIN SABER ALGO MAS.

    YOANA.

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado mucho esta entrada, no conocía la historia del tabaco.

    También me ha sorprendido que el tabaco fuese utilizado para calmar el malestar producido por las enfermedades, ¿no sería que estas personas eran adictas a la nicotina y al fumarla sintieran los efectos tranquilizadores de la droga?

    ¡Pobre Rodrigo!, mientras él pasaba los días en la cárcel, los demás se fumaban el tabaco.

    Saludos

    ResponderEliminar

Related Posts with Thumbnails